
La fiesta de los Verdiales es una expresión artístico festiva cuyos orígenes son muy remotos y totalmente campesinos. Se da exclusivamente en algunos puntos muy concretos de Málaga (comarca de la Axarquía, Valle del Guadalhorce y Montes de Málaga).
Se trata de una forma peculiar de fandango, que se baila acompañado por una pequeña orquesta que consta de un violín, dos o cuatro guitarras, un pandero, dos o más pares de platillos, castañuelas, y algunas variedades, una bandurria. Las luchas se completan con la presencia del alcalde-que el regidor de la panda que porta la vara de mando, nombra al cantaor y marca el principio y final de la pieza tocada. El abanderado, por su parte, marcha pegado al alcalde y al frente del grupo, y que enarbola una bandera de España, andaluz o con el escudo de la comarca. También era tradicional hacer sonar una caracola marina engalanada con cintas de vivos colores para anunciar su llegada a los cortijos y haciendas.
Dentro del mundillo, los tocaores, cantaores y bailores conforman lo que es una Panda de Verdiales. Sus interpretaciones, que constan de 3 o 4 coplas, también llamadas como luchas o revezos. A los participantes en la fiesta de Verdales y a los aficionados en general se les llama, a parte de fiestero, "tontos", mote este debido a que la Fiesta de los Verdiales se celebran el día de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre.
Los verdiales son incuestionablemente la manifestación musical más importante y con más acendrado arraigo en toda Málaga, aunque como dijimos anteriormente, anclados en la comarca de los Montes, cuyo contexto socio-cultural particular dio lugar a sus cantes y bailes, y donde han ido cristalizando sus normas, que son poco rígidas, a lo largo de sus carriles, caminos, veredas, cañadas, lagares, mostrando sus luchas en estos ásperos enclaves. En el año 2009 dio comienzo el proceso para que la Fiesta de los Verdiales sea considerada como Bien Interés Cultural en la clasificación de Interés Etnológico en algunas municipalidades.
ETIMOLOGIA.
El vocablo "verdiales" está relacionado con el partido de los Verdiales, una comarca almendrera y olivarera. El partido de los Verdiales está considerado como la cuna del estilo de los Montes, y aquí os dejamos una copla muy popular de este estilo:
"Vengo de Los Verdiales
de Los Verdiales vengo
vengo de ver a una novia
que en Los Verdiales tengo."
Según parece, llamar "verdiales" a esta expresión artística tan antigua es un hábito en parte reciente que da cuenta del área donde su repercusión alcanzó su mayor auge. Por ello, cuando decimos Fiesta de los Verdiales es como decir la Fiesta de los Montes, de Comares, Almogía, de Jeva, de modo que "La Fiesta" es el cante y baile que, con sus particularidades, sonaba en estas zonas.
La Fiesta de los Verdiales reúne una relevancia desde el punto de vista musical y antropológico sobre todo por estas tres razones:
Antigüedad: Como afirman los flamencólogos Hipólito Rossy y José Luque Navajas, los verdiales, como muy poco, son la primera manifestación del fandango malagueño, y no es demasiado aventurado decir que de toda Andalucía. Alfredo Arrebola dice "el fandango más antiguo que registra la historia flamenca es, exactamente, el de Málaga", en sus dos variantes, verdiales y fandangos abandolaos, siendo los más viejos los primeros, incluso anteriores al mismo flamenco"
Pureza: Es un fandango de origen totalmente campesino y agreste, lo que ha causado que su evolución haya sido muy escasa, de modo que el verdial que se escucha hoy día no dista mucho del que antiguamente sonaba con toda su crudeza e impresionante autenticidad.
Su vitalidad. A diferencia de otras manifestaciones artísticas de Andalucía, que por diversas razones se han ido desnaturalizando una vez que el contexto cultural ha ido desapareciendo o ya sea por el academicismo en el que han incurrido, los verdiales son una manifestación artística que ha permanecido viva solamente por el gusto con que los hijos han ido recogiendo el testigo de sus padres, de manera permanente, hasta hoy día, en lo que es un único y verdadero ejemplo de folclore vivo.
DONDE Y CUANDO NACEN LOS VERDIALES.
Sobre el nacimiento de los Verdiales existe disputa, y durante mucho tiempo se atribuyó sus orígenes a la influencia árabe. Sin embargo, esta teoría ha sido discutida a medida que diversos investigadores comenzaron a mostrar su interés por estos fandangos malagueños, y se dieron cuenta que su carácter de fiesta orgiástica, común y adocenado de su práctica, la crudeza y abundante acompañamiento, así como el atuendo más destacado de los "tontos" (los sombreros de flores y lazos), remitirían por fuerza a tiempos no ya pre flamencos o árabes, sino incluso anteriores a la época romana e incluso fenicias.
Protohistoria.
Según el profesor Miguel Romero Esteo, para hallar las raíces de los Verdiales habría que adentrarse en la nebulosa que es la civilización minoica de la isla de Creta (2800 a. C), donde sus paisanos tenían como hábito adornar sus sombreros con flores, como manifestación y exaltación de la fecundidad que eran transversal de la antigua filosofía matriarcal de las civilizaciones mediterráneas. Los primeros asentamientos en Creta se cree que llegaron de Anatolia sobre el año 7000 a.C., y es justamente en este mítico enclave (de donde procede la cultura hitita), donde exploraciones arqueológicas han encontrado instrumentos muy similares a los platillos llamados albogues.
Alrededor del 2500 a.C. (según los historiadores británicos Michael J. Walker y Robert Chapman), ya se practicaba el cultivo de la viña y el olivo, lo de que alguna manera podría estar relacionada con la civilización pre tartesia ibérica cuyos restos se han hallado en el Argar (Almería), y desde donde expandió su influencia por la costa mediterránea desde la costa malagueña hasta las murcianas. Sería esta una civilización matriarcal de muy distinguida y festiva, (lo que sería bastante raro en el Mediterráneo de aquella época) en contraste con la solemnidad de las enormes construcciones megalíticas, y quizá solo equiparable con el alto nivel de civilización mostrada por la cultura minoica de Creta, motivo este por el que se las relaciona.
Antigüedad Clásica.
Miguel Ángel Berlanga, etnomusicólogo, opina que las primeras notas históricas que se refieren a la danza andaluza procederían del griego Estrabón, el cual refiere que un personaje de procedencia egipcia del siglo II a. C. Eudoxus, embarcó en Cádiz en dirección al Atlántico, según se aventura, de la costa africana, a mujeres músicas que servían de moneda de cambio para mercadear con los crótalos de esas tierras.
No debe sorprender, porque existen sólidos indicios de qué en la zona meridional de la península ibérica, en el periodo prerrománico, existía ya una cultura vigorosa que la formaban los tartessos en el oeste mientras en el este estaban los turdetanos y bastetanos. La riqueza en minería de esta zona (minas de Riotinto, Tharsis, Huelva...), fue un objeto de deseo para los fenicios, griegos y romanos, que encontraron una auténtica civilización mediterránea muy desarrollada como da fe el hecho de que la Bética llegara a ser una de las zonas más boyantes del Imperio Romano, además de contribuir a la vida con dos relevantes emperadores (Trajano y Adriano), pensadores tan influyentes como Séneca y preeminentes figuras eclesiásticas como Ossio. Todo ello contribuyó al intercambio de bailes y música, de modo que Hipólito Rossy refiere en su obra "Teoría del Cante Jondo" que ya en el tiempo de los griegos ya sería una peculiaridad típica del canto del sur de la Península Ibérica su estilo melismático.
Aun habiendo Málaga sufrido sucesivas invasiones y ocupaciones de muchas diferentes civilizaciones, parece un hecho indiscutible que estas danzas atávicas se mantuvieron, conviviendo con muchos ritos de los campesinos ibéricos hasta que llego la ocupación del Imperio Romano, siendo los verdiales incluso exportados a otras partes de éste por los patricios. De los tiempos de Roma están fechadas importantes representaciones que apuntan ser manifestaciones artísticas previas al nacimiento de las pandas de Verdiales. Existe un mosaico dedicado al dios Baco, hallado en Córdoba, donde una mujer está tocando algo parecido a un pandero. Este instrumento, que se extendió a lo largo de todo el mediterráneo, ha sido siempre muy popular en los bailes de España hasta el siglo XIX, y hoy día, aparte de ser un elemento esencial en los Verdiales, también tiene una fuerte presencia en algunos bailes folclóricos de Andalucía, Extremadura y Castilla. Y toda vez que el flamenco no ha adoptado este instrumento, podemos decir que esto es una evidencia más de que los Verdiales son previos al flamenco.

No obstante, la prueba más concluyente de que la fiesta de los Verdiales está enlazada con antiguos ritos del mediterráneo precristiano, se encuentra en el Museo Nacional de Nápoles, y procede de la "Villa Cicerón" de Pompeya. Y ello se debe a que existe una gran semejanza entre los instrumentos, la forma de actuar y los ropajes de las actuales pandas con las agrupaciones de músicos que aparecen en la Scena comica con suonatori ambulanti. Es una obra de Dioscórides de Samos, de finales del siglo II a.C, y que apunta a ser una copia de una pieza griega del siglo III a.C. En esta obra se representa la obra de Theophuremene, del dramaturgo heleno Menandro. En esta obra tenemos músicos de la antigua Grecia que sujetan panderos adornados con cintas coloridas, platillos de bronce, una caracola que avisa que los músicos están llegando. Pero aún hay más, ya que aparecen dos músicos cuyos sombreros están adornados con motivos de hojas y flores que guardan una gran semejanza con los sombreros de las actuales Panda de Verdiales. Todo esto sugiere no sólo la antigüedad de esta danza malacitana sino también su permanencia en el tiempo.
Pero es un mosaico procedente de la llamada Villa Cicerón en las ruinas de Pompeya que se conserva en el Museo Nacional de Nápoles el que quizás constituye la prueba más sugerente acerca de la antigüedad y conexiones rituales de fiesta de Verdiales con arcaicos ritos mediterráneos precristianos. Esto es debido a la similitud existente entre los instrumentos, la manera de actuar y la vestimenta de las actuales pandas con el grupo de músicos representado en la catalogada como Scena comica con suonatori ambulanti. Se trata de una obra firmada por Dioscórides de Samos a finales del siglo II a. C. (110-100) y que parece ser copia de una pintura helenística del siglo III a. C. La imagen representa una escena de la obra Theophorumene, del dramaturgo griego Menandro. En la Scena Comica aparece un grupo de músicos de la antigüedad helénica (ludiones) que portan un pandero con cintas de adorno, unos crotalillos o platillos de bronce, una caracola que anuncia la llegada de los músicos, y una flauta doble tipo aulós. Además, dos de los cuatro músicos van tocados con adornos de hojas y flores en la cabeza similares a los que pueden verse en los gorros y sombreros de Verdiales. Todos esos objetos son característicos de las pandas de Verdiales malagueñas en la actualidad, lo que sugiere la existencia de una continuidad en la tradición.
Época árabe.
Con ocasión de la invasión árabe, los verdiales no solo no se extinguieron, sino que se reforzaron y fueron ganando vigor y riqueza, gracias al gran caudal cultural que trajeron consigo los nuevos moradores y del constante flujo de intercambio que se produjeron entre las dos diferentes culturas que durante 700 años convivieron en la Península Ibérica, según la teoría del académico José Ruiz Sánchez.
Época Contemporánea.

Este periodo va desde que existen las primeras grabaciones audiovisuales de los Verdiales, mediado el siglo XX, hasta los días de hoy. Es a partir de esa fecha cuando Málaga comienza a abrazar y poner en valor la Fiesta, sobre la cual recaen muchos prejuicios, como siendo una actividad propia de "catetos", en el momento en el que los campesinos de los Montes de Málaga se fueron progresivamente acercando a los barrios periféricos de Málaga, lo que impulsó un acercamiento de la Fiesta a la capital, hasta acabar siendo un símbolo identitario colectivo de la provincia de Málaga. La dislocación de esta población campesino contribuyó a crear auténticos barrios verdialeros, como Campanillas, Castañetas, Huertecilla Maña, Ciudad Jardín, Puerto de la Torre o San Alberto, mientras se iban creando peñas y asociaciones verdialeras. Quizá la peña que más influyó en todo este proceso fue la de Juan Breva, así como el fiestero Antonio Fernández Fernández, al que todo el mundo conocía como el "Povea". Desde ese momento proliferaron todo tipo de concursos y festivales por toda la geografía malacitana.
ESTILOS DE LOS VERDIALES.
Son tres los estilos que el tiempo y la tradición ha trasladado hasta nuestros días, y cuyos nombres van aparejados a la zona geográfica de donde proceden. Estamos hablando del estilo de Almogía, Montes y Comares.
Estilo de los Verdiales de Almogía.
Estos son sus principales elementos distintivos:
Instrumentos: Violín, dos o más guitarras, dos o más platillos, pandero y castañuelas.
Compás: Es el que tiene el ritmo más vivo de los tres estilos.
Interpretación o toque distintivo: Choque muy seguido de los platillos. El pandero tiene una base rítmica más pausada, tiene más adornos y florituras y rasgueos, donde el pandero se toca con los codos y hasta las rodillas. Las guitarras se rasgan, nunca se puntean, y tan solo marcan el compás dando las notas para el cantaor, lo que propicia que el cantaor pueda lucirse más en este estilo.
Cante: Como en los demás estilos, el violín es el último instrumento que hace su aparición, siendo el director que marca el comienzo y fin de las "luchas". Marca los tiempos, agasaja al cante y el propio "canta", haciendo "decires" y "subías".
Baile y bandera: Al ser el estilo más acelerado, el baile también es más rico en movimientos y poses, por lo que se dice que los bailaores tienen que ser como "ardillas" para poder acompañar el ritmo de la música. El baile rítmico de la bandera es muy vistoso por su celeridad y el gran ritmo que imprime a sus movimientos. Hay muchos que afirman que el baile con bandera nació en el estilo de Almogía.
Ámbito geográfico.
El estilo de Almogía es el que se practica en una mayor zona geográfica de Málaga y tiene sus fronteras perfectamente trazadas. Lo delimitan los ríos Guadalhorce y Campanillas, los montes del Torcal, formando una especie de península compuesta por Campanillas, Cártama, Pizarra, Álora, Valle de Abdalajís, La Joya, Jeva, Villanueva de la Concepción y Almogía.
Principales pandas del estilo Almogía.

Estas son las principales pandas de verdiales del estilo de Almogía.
Coto Tres Hermanas (la mas veterana de las pandas).
Villanueva de la Concepción
Santa María del Cerro
San Lorenzo Mártir
Raíces de Almogía
Ntra. Sra. Virgen de Flores
Juvenil de Álora
El Torcal
De Almogía
Azahar de Algaidas
Los Moras
El Capitán
Raíces de Los Moras
Valle de Abdalajís
Estilo Montes.
Estos son sus principales elementos distintivos:
Instrumentación: Violín, dos o más guitarras, dos o más platillos, pandero y castañuelas o palillos.
Compás: Este puede ser variable en función de la panda, no supera el ritmo del estilo Almogía. El estilo Montes se afirma por su sólida cadencia, la limpieza de sus notas, la continuidad y la precisión del compás, hasta tal punto que los fiesteros más puristas afirman que es en este estilo donde reside "el duende", la "fiesta de verdad" o la esencia más pura de los Verdiales. Es el estilo que prefieren las bailaoras malagueñas.
Interpretación o toque distintivo: El pandero, el más antiguo de los instrumentos que componen la banda, tiene un diámetro mucho más grande que el de los demás estilos. Se toca de manera seca y con pocos rasgueos. El pandero no es amigo de los adornos, se limita a marcar el ritmo de la percusión a la vez que el violín da los tonos para el cantaor y hace los "decires". Las castañuelas son otro elemento de percusión, y que suenan más que las guitarras, están fabricadas para las manos de las mujeres, aunque aún así hay hombre que lo tocan de forma magistral. Sin embargo, el toque femenino de la mujer le confiere a este estilo un toque más dulce, armonioso y menos brusco. Las guitarras, por norma general, se limitan a seguir el compás y van marcando las notas para el cante. Los virtuosos hacen florituras y puntean con mucho arte y acierto. El violín, como en Almogía, entra el ultimo, y es el protagonista indiscutible. Sin el violín no se entendería este estilo, es el director, marca la el ritmo, la entrada y la salida, realiza los "decires", lo que significa que a veces canta sin los cantaores.
Ámbito geográfico.
El Estilo Montes tiene sus fronteras prácticamente dentro del municipio de Málaga. Sobresalen los partidos de Los Verdiales, Santa Catalina, Venta Larga entre otros, alcanzando hasta Santon Pitar donde confluye con el estilo Comares. La excepción a esta delimitación geográfica la marca Parauta, de la Serranía de Ronda.
Debido a la repoblación forestal, se redujeron los términos del estilo, ya que era en los grandes caseríos del parque natural de los Montes de Málaga (Jotrón, Las Vizcaínas, Las Contadoras, Torrijos...) donde la Fiesta arraigo con mayor vigor. También se perdieron algunas ermitas que tenían mucha tradición fiestera como la del Boticario. El hecho de que cientos de familias emigraran tampoco ayudo a que la Fiesta siguiera brillando con el esplendor de antaño. De modo que el mapa fiestero del estilo Montes se redujo, quedando circunscrito a íconos como la ermita de la Virgen de los Dolores, donde la Fiesta se celebrara eludiendo los sinsabores de la Guerra Civil y la dictadura, la huida hacia zonas metropolitanas, el cambio de los hábitos tradicionales hicieron del estilo Montes una Fiesta con cada vez menos festivo y social para pasar a ser un espectáculo expositivo.
Principales pandas del estilo Montes.

Pandas de verdiales estilo montes:
1.ª Puerto de la Torre (la panda más antigua).
1.ª de Los Montes (de las más premiadas).
Montes de Guadalmedina
Teatinos
Santón Pítar (de las más premiadas).
Santa Catalina
Mangas Verdes
Jotrón y Lomillas (de las más premiadas).
Isabel Portillo
De La Torre
Panda El Manantial
Panda de Benagalbón
Panda Arroyo Galica
Panda Bataná
Panda de Moclinejo
Estilo Comares.

Desde el punto de vista musical es sin duda el más rico. Y ello se debe al destaque que tienen en este estilo los instrumentos de cuerda. Los platillos, que repiquetean, llevan el ritmo con el pandero, que en esta modalidad pasa más desapercibido. El violín, con los melismas árabes y las guitarras, laudes y bandurrias que se puntean, son lo que confieren a este estilo su peculiar estilo. El baile se caracteriza por su armoniosidad y los bailores se prodigan más en chanzas, posturas y desplantes.
Ámbito geográfico.
El estilo Comares se conservó como una tradición de pueblo, (Comares, Rio Solano, las Cuevas, Llano de Almendra, El Borge...) para conmemorar eventos sociales de todo tipo, ya fuera la conclusión de la vendimia, la siembra, bodas, bautizos. Una de las particularidades de este estilo es que se toca de forma abierta, lo que significa que no había un orden establecido. Todos los que sabían cantar y bailar se lanzaban al ruedo. No existían pandas formalmente constituidas, ni alcaldes, no se usaba el sombrero adornado y tampoco se bailaba la bandera. Los fiesteros de Comares nunca fueron "tontos", ya que no celebraban los Santos Inocentes. También destacaban porque nunca cobraban por cantar o bailar, se consideraban pagados con que les dieran de comer, beber y un techo para dormir.
Hoy día existen Pandas de estilo Comares en zonas tan al este como Estepona.
Principales pandas del Estilo Comares.
Pandas de verdiales estilo Comares:
San Isidro de Periana
Raíces de Málaga
Vélez - Málaga
El Borge
Arroyo Conca
1.ª de Comares (la más antigua y galardona).
VESTIMENTA.

Los Verdiales no se han significado por tener una vestimenta tradicional, típica u obligatoria (excepción hecha del gorro de flores). Lo que si hacían los fiesteros es vestirse con lo mejor que tenían para celebrar las "luchas". Una vez que las actuaciones dieron el salto a festivales o encuentros más formales, la indumentaria cobro más protagonismo y surgieron los primeros uniformes, donde eran de rigor la camisa blanca, el fajín rojo y el pantalón o falda oscura.
Ya en periodos más recientes, con la vorágine de la abundancia de la ciudad, la homogeneidad en el trajeado ha dado paso a multitud de variantes en los trajes, teniendo cada panda su estilo de vestir propio. La diferenciación entre sexos también ha ido desapareciendo, de modo que las bailaoras también visten pantalón.
Por poner un ejemplo, la panda de Verdiales San Isidro de Periana, en el 2000, los hombres llevaban pantalón y las mujeres falda. Hoy día, las mujeres eligen libremente que prefieren ponerse.
En esa época, el traje de las mujeres de esta panda lo constituía una camisa de seda blanco roto, pudiendo ser de manga corta o larga, ornamentada por un pasacinta en la punta de las mangas. Los pasacintas llevaban una cinta roja decorativa. La parte de abajo de la indumentaria constaba de una falda roja, que no pasaba de las rodillas. El lado derecho de las faldas era más corto de modo que permitía ver las enaguas. Éstas eran blancas con pasacintas, y al igual que las mangas tenía una cinta roja. A modo de accesorios las mujeres llevaban zapatillas de tela y asparto liado a las pantorrillas, así como iban tocadas con 2 rosas de pequeño tamaño. De las castañuelas salían unos lazos de color blanco y rojo.
El traje de los hombres lo formaban un pantalón largo oscuro y una camisa blanca. En la cintura llevaban el fajín rojo (del mismo color que la falda de las mujeres).
A día de hoy, la vestimenta de esta banda ha cambiado. Las mujeres pantalones o faldas, negras, y los hombres pantalones con fajines rojos. Las camisas son siempre blancas y negra la parte inferior.
Las mujeres que optan por la falda, a la altura de la rodilla, llevan unos mantones negros bordado con flores de colores. Los hombres portan un chaleco negro y fajines rojos, que también llevan las mujeres que eligen los pantalones.
Las mujeres que llevan falda, en este caso también es a la altura de la rodilla de quién lo lleva, llevan mantones de color negro con flores bordadas de diferentes colores. Los hombres llevan unos chalecos de color negro y fajines de color rojo, que también llevan las mujeres que desean llevar pantalón
LAS RIFAS.
Son como una subasta (la verdad que cada vez se ven menos) y que se llevan a cabo en Pascua, y en los que un ambiente informal, el "rifaor" ofrece una determinada de dinero al alcalde de la banda como contrapartida para que su panda toque lo que sea menester. Como curiosidad, decir que el 28 de diciembre, quien ganaba el concurso de la venta del Túnel, ganaba como premio poder cenar y dormir en el restaurante el Túnel.
Si la panda se negaba a seguir las instrucciones del "rifaor" y tocar cosas diferentes, deberían elevar la puja pagándola de su bolsillo. La rifa tenía diferentes modalidades, como aquellas donde los hombres pujaban por ver bailar a una determinada mujer, llevarle la panda a otro caserío y cualquier otra ocurrencia que se inventaran los achispados espectadores. También había que decir que a veces el tema de las rifas se les iba de las manos, y algunas rozaban la humillación.
El "rifaor" era un fiestero que iba siempre con las pandas y tenía que tener una gracia especial y descaro para conseguir la rifa más picante o más retadora, soltando ocurrencias, chascarrillos, para obtener de la audiencia los cuartos necesarios para que la victima de las pullas se sintiera suficientemente recompensada.
Como surgió la costumbre de las rifas.
Esta tradición parece que retrotrae a la repoblación cristiana de los Montes de Málaga, donde el arraigo de la "Fiesta" era tal, que hasta la Iglesia las empleaba para conformar Cofradías de Animas con el fin de recaudar fondos para mantener parroquias y ermitas.
El cura elegía un mayordomo -cargo que recaía sobre una persona acaudalada y considera del pueblo- y en el día de San Andrés (fecha marcada a fuego en el campo, pues marca el fin de la siembra y el inicio de las matanzas de los cerdos). El párroco convocaba los potenciales alcaldes a su casa, y les entregaba las varas de mando mientras les otorgaba un distrito dentro de los límites de la parroquia. Los alcaldes montaban las pandas y estas salían cerca de la Navidad, recorriendo lagares, cortijos, caseríos, haciendas y ventas pidiendo limosnas para la salvación de las Almas Benditas. El día de los Santos Inocentes, las pandas volvían a sus ermitas para ofrecer al párroco parte del dinero recaudado en ofrenda a la virgen correspondiente.
En los años 20 del siglo XX, al socaire de los nuevos vientos políticos que soplaban, surgieron cada vez más pandas "rebeldes" que empiezan a circular por libre, quedándose con todo el dinero que recaudaban. Estas pandas eran conocidas como "tragaeras" y estos a su vez llamaban tontos a los fiesteros que entregaban dinero a las parroquias. El término "tonto" se sigue empleando hoy día para designar a los fiesteros, que siguen dando vida a la Fiesta el día de los Santos Inocentes.
El Choque.
Tras la ofrenda, la primera panda que llegaba a la ermita salía a recibir a la siguiente en llegar, y esta le respondía de igual modo. Lo que empezó siendo un simple ritual de saludo muto en una auténtica lucha donde las pandas tocaban a la vez, acelerando cada vez más el ritmo hasta que una de ellas no era capaz de seguirlo.
La "lucha" en las ermitas era siempre un acto competitivo pero pacifico entre personas que se conocían. Caso diferente era el de dos pandas de término diferentes, que en su deambular por los caminos, se cruzaban. En estos casos la "lucha" adquiría tintes agresivos, y no era raro que las banderas de las pandas se rajaran y en ocasiones se pasara a mayores.
Estas rivalidades cargadas de emoción llenaban de adrenalina a los asistentes como a los propios fiesteros. y no pocas veces la lucha se transformaba en un auténtico campo de batalla. En la década de los 40 y 50 del siglo XX, el encuentro de pandas de los Santos Inocentes tuvo lugar en la Venta Galway y se realizaba en forma de luchas, teniendo que intervenir el sargento de la Guardia Civil para poner fin a la disputa para evitar que la "lucha" desembocara en un enfrentamiento físico. Ya en la década de los 80 las luchas fueron desapareciendo, hasta que en 1994 la Peña "El Revezo" de Benagalbón canalizo estas ansias competitivas creando un concurso de Verdiales, donde la "fiesta" se llevaba a cabo al modo antiguo, con pocos "tontos", sin escenario, sin indumentaria "oficial" y rodeados de espectadores. Para abrir boca, al comienzo de la tarde había un choque de bandas en las puertas de la Iglesia.
PACO MAROTO. RAIZ Y FRUTO DE LOS VERDIALES DE MALAGA.

«La repetición conduce al éxtasis y los verdiales son un compendio de tonos en bucle que embelesan». Esta frase corresponde a Miguel Romero Esteo, refiriéndose a los verdiales, una de sus grandes pasiones. Si estuviera vivo Miguel, lloraría el tránsito de Paco Maroto, leyenda indiscutible de la Fiesta y pilar esencial para su divulgación y consagración como expresión músico artístico malagueña, que nos dejó a la edad de 90 años. Los verdiales siempre han sido un arte fuerte y robusto, y a la vez amenazado por los prejuicios, la falta de trasvase de conocimiento de padres a hijos y la emigración de muchos campesinos a la ciudad. Paco Maroto ha sido uno de los pilares fundamentales de la resistencia de este arte tan nuestro. Su muerte se produjo a las puertas de la Feria de Málaga, una de las citas marcadas a fuego en el calendario verdialero.
«No canto porque me escuchen / ni porque oigan mi voz / canto porque no se junten / las penas con el dolor». Esta frase tan bella es de Paco Maroto, cuyo nombre real era Francisco Romero Diaz, y pertenece a una de sus incontables letras de canciones de la "Fiesta". Tal como su música y su arte, la vida del de la Axarquía es campo puro y simboliza la más pura verdad de la agreste y dura vida del campo.
Paco Maroto nació el 4 de octubre de 1937, en un caserío entre Málaga y El Borge. Ya de niño se dedicó a las labores agrícolas, y en los tiempos libres se entregaba a la música, su verdadera vocación y pasión. Aprendió a tocar el laúd, la guitarra, y sobre todo el violín, que se hizo su compañero inseparable y tocaba con maestría.
Maroto fue el principal impulsor de una de las más míticas agrupaciones de los verdiales, la Panda Primera de Comares, que dio nombre a uno de los tres estilos de los verdiales. Llegó a actuar antes los Reyes de España, siendo quizá el hito más insigne alcanzado por una panda jamás. Paco vivió su vida con pasión, entre "el laboreo y la fiesta", creedor de que la tierra, la familia y la música eran las raíces que daban sentido a la existencia. Para los verdaderos entendidos de los verdiales, Maroto era un "tonto" de verdad, de aquellos para los que la vida y la música eran una misma cosa, con una forma de estar en la vida inquebrantable e insobornable.
Esta vez me ha salido un tocho. Así de claro. Bueno. El próximo será más cortito 😁. Ya sabeis, veniros a mi Hacienda, sois más que bienvenidos, y como seais una panda de verdiales ya sería la monda 🤣.
Como se aloje en mi casa una panda de verdiales... Ojú!!!! Pagaría yo la rifa!!!!! 😂